INDICE GENERAL DE LA OBRA

miércoles, 12 de noviembre de 2008

6. Nuevas Aclaraciones

Comentábamos que en la etapa anterior, en el año 1590, el Maestro Gaspar Lucas había nombrado indebidamente a Ginés de Nápoles como patrón. Éste, con anterioridad a esta fecha, estaba ya en Chircales. El nombramiento del párroco de San Bartolomé debió hacerlo por razones de amistad. Causa, no obstante, un poco de extrañeza, que en la situación de reclusión en que se encontraba hiciera este testamento. Intentaremos con posterioridad responder a estas dudas.

El ermitaño Ginés de Jesús, aunque ha sido una pieza clave en la construcción de la ermita y de la casa aneja, aparece como un personaje con mucho carácter y profundamente religioso. En un período muy corto hace dos testamentos: Uno el 11 de mayo de 1609 y el otro el veinte de mayo del mismo año, rectificando en este segundo algunos aspectos del primero, todo ello debido a la inseguridad motivada por la grave enfermedad y a las presiones a que se ve sometido.

Veamos el primer testamento. En él nombra como patronos al Licenciado Pedro de Bujeda, natural de Córdoba y al Licenciado Pedro Vilches Delgado, ambos presbíteros. El último natural de Valdepeñas. Permite a los patronos vivir y habitar en la casa que ha construido junto a la Iglesia, nombrar Patronos, y ermitaños que habiten en dicho lugar. Si algunos de los ermitaños faltaren mas de tres meses sin causa justificada, pierde el derecho a la habitación, sea presbítero o laico.
Este lugar, dice, que lo ha cercado y labrado él, y que lo compró a Fray Fernando, ermitaño. Con esta frase esta indicando que tenía personalmente unos bienes que no pertenecían a la fundación u obra pía. Por otra parte está justificando que con anterioridad hubo viviendo en Chircales un religioso, que era fraile, llamado Fernando. Esta persona puede ser un capuchino o franciscano, ya que estos religiosos eran muy aficionados a la vida del desierto y a la soledad. Es interesante saber que entre los ermitaños hubo también un fraile en esta primera etapa y que no todos los bienes inmuebles pertenecían al patronato.

De nuevo surge otro interrogante, que vamos a comentar con posterioridad. El hermano Ginés deja el eremitorio, por razones de salud y marcha a Jaén a vivir con su hermano Fernando, ya que él y Fernando del Salto Escobar, presbítero, conbenimos en que yo le dí la dicha hermita de Chircales para que la abite por los días de su vida e que avia de façer un cuerpo para Iglesia y dexar cierta renta para después de los días de su vida.

Dicho cuerpo de Iglesia está comenzado a façer.

El Lcdo. Fernando del Salto falleció sin cumplir lo que estava obligado y dexó por heredera a Dª Luisa de Escobar, su hermana, y entre mí y ella nos concertamos en que me volvía tomar la dicha hermita y, en vista de lo que estava obligado el susodicho, quedó concertado que me avía de dar veinte y cuatro ducados, de que fiço una cédula firmada de testigos.

La razón por la que le pide a la hermana veinticuatro ducados era, porque ésta era la heredera y su hermano, en la finca de la fundación, se aprovechó personalmente de las rentas de la misma, sin invertirlo en ella. Este dinero fue a parar a las manos de su heredera. Ginés se sentía responsable de este incumplimiento y creyó en conciencia que debía ir a pedirle este dinero, a pesar de que se encontraba muy mal de salud.

En el mismo testamento muestra su deseo de ser enterrado en la ermita de Chircales, haciendo de paso esta alusión: Cuando de mí acaeciere (mi) finamento, mando que mil cuerpo sea sepultado en la Iglesia de Jesucristo crucificado en dicho sitio de Chircales.

Cuando ello está haciendo alusión al cuadro que se conserva actualmente del Santo Cristo y, al mismo tiempo, es admirable la devoción que muestra en el momento trascendente de su muerte, a este Cristo, ante el que estaría postrado de rodillas en mil ocasiones.

La devoción al crucificado estaba muy extendida en este momento. Es de advertir que la devoción y amor a este Cristo crucificado es tan intenso que no habla de Chircales, Sino del lugar de su Cristo. Ello puede explicar, como diré en otro lugar, que fue Ginés el que pintó el cuadro o el que lo mandó pintar. El ermitaño que hay al fondo podría ser el mismo Ginés.

A continuación afirma que revovo lo que fiçe a favor de Diego Ruiz Aranda, ermitaño, hijo de la dicha villa de Valdepeñas, por donde le nombrara patron por mi ausencia y mientras no hubiere patronos por mi nombrados.

Por esta frase sabemos que este ermitaño acompañó en Chircales al hermano Ginés y que, al deber ausentarse por enfermedad, nombró interinamente patrón al dicho Diego. No consta si este nombramiento lo hizo mediante escritura pública.

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