INDICE GENERAL DE LA OBRA

miércoles, 12 de noviembre de 2008

28. Incremento de la Devoción a partir de la Primera Epidemia


Veamos algunos de estos testimonios. Pido de antemano excusas por ser reiterativo, pero creo que es muy interesante el ver, a través de gestos y donaciones, algunas de muy poca monta, cómo se va consolidando y aumentando la devoción al Santo Cristo por parte de nuestros antepasados. Omito, no obstante, muchos datos, al considerar que tienen escaso valor para el conjunto de datos que estamos analizando:


Lorenzo Ruiz de Baldivia, marido de Catalina Cobo, muere el 16 de marzo de 1663 y deja en su testamento a los ermita de Chircales dos reales.


Dñª Antonia lbáñez, mujer de D. Francisco de la Puerta, muerta el día 6 de septiembre deja en su testamento a la ermita del Santo Cristo de Chircales un belode toca de gasa de jénero.


Dñª Inés de Aranda, mujer de Juan Cobo de Quesada, en su testamento de fecha 28 de febrero de 1668 regala un frontal al Cristo de Chircales.


Dñª Catalina de Castro, mujer de Juan Serrano, muerta el 20 de abril de 1668, manda en su testamento que se digan dos misas en la ermita del Santo Cristo de Chircales.


Juan Cobo de Hierro, que muere en Valdepeñas el día 22 de noviembre, manda se diga una misa al Santo Cristo de Chircales.


El día 20 de octubre de 1674 Dñª Juana de la Chica, viuda de D. Cristóbal de Ibáñez, como dato curioso deja a la ermita de Chircales un nobillo con que lo gastasen sus hijos en lo que les pareciere de aumento de dicha ermita.


A partir de estas fechas se va incrementando la devoción al Cristo de Chircales; es frecuente que en los testamentos que se hacen antes de la muerte se equipare la ermita de Chircales con las otras ermitas del pueblo, a las que los testadores suelen dejar unas cantidades de dinero pequeñas, pero que son indicio de que la devoción al Cristo está bastante generalizada en esta época. Posiblemente en esta fecha ya existía administrador de los bienes de Chircales y tal vez capellán, aunque no hemos podido documentarlo.


Esta afirmación se prueba por estos testimonios:


Antonio Román manda en 1680 que se digan tres misas, D. Francisco Monroy, marido de Dñª Inés de Ayala deja cuatro reales a la ermita en 1682, Bartolorné Gómez Cuadrado en 1683 un real, Pedro Galán un real en 1684, el Presbítero Juan de Quesada deja en 1684 tres reales al Cristo de Chircales.


Miguel Galán Casado con María Vega en su testamento de fecha 10 de agosto manda que se entregue al Santo Cristo de Chircales treinta ducados con el fin de que su mujer y los albaceas compren ornamentos para poder decir alli misa. Por este donativo se ve la tendencia a que se diga misa en el santuario con mas frecuencia.


Melchior Hidalgo en 1687 deja en su testamento dos reales al Cristo, Martín Jiménez en 1688 otros dos reales.


Salvador Gallego muerto el día 14 de abril de 1689 mandó a la ermita del Santo Cristo de Chircales desta villa un añojo negro de bacuno, que ha sido por mi quebrado para ayuda a las obras y hornamentos de la dicho ermita. Dos años después aparece el deseo de dotar a la ermita de los ornamentos sagrados necesarios para decir misa.


D. Matías Ibáñez de Robles, casado con Catalina de Castro, tal vez siguiendo el ejemplo del anterior, en 1692 mandó al Santo Cristo de Chircales deste término un toro de cinco años y que el dicho Joan Ibáñez (su hermano y albacea) lo benda y distribuya su balor en la dicha ermita a su boluntad en lo que más bien sea visto.


Dñª María Pérez de Aguilera y Biedma, mujer de D. Pedro de la Puerta Robles en 1691 deja dos reales .


Diego de Castro, marido de Francisca de Mozas, muerto el día 5 de enero de 1693 deja en su testamento un añojo, siguiendo los ejemplos anteriores: Asimismo mandó a la ermita del Santo Cristo de Chircales extramuros desta villa un añojo de ganado bacuno y que los albaceas los distribuyan en lo que fuere su voluntad.


María Gómez a su muerte (22-enero-1698) mandó a la dicha ermita de Chircales un lienzo de un niño Jesús para un adorno y declara que le debe a la ermita treinta reales de una manda que le tenia.


María García en el 1701 envía a la imagen de Jesús Nazareno que se pretende instalar en esta Iglesia 50 reales y al Cristo de Chircales 88 reales.


Podemos concluir que al finalizar el siglo diecisiete se ha consolidado en Valdepeñas la devoción al Cristo de Chircales hasta el extremo que en la mayor parte de los testamentos, como una obligación no escrita, los que testan con cierto caudal de bienes, dejan una cantidad, normalmente pequeña. Lo hemos comprobado en muchos testamentos pero no quiero cansar con más citas, ya que lo considero innecesario.


Quiero hacer una advertencia que considero muy importante. A partir del siglo XVIII, se habla de santuario más que de ermita. Este cambio de terminología tiene una gran importancia, como veremos posteriormente.

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